www.rrhhmagazine.com 18.12.2008
El europarlamentario socialista Alejandro Cercas, que ha liderado la revuelta contra la iniciativa, calificó el resultado como ‘un triunfo de todo el Parlamento’ y ‘una victoria de los dos millones de doctores y estudiantes de medicina de la toda la UE’.
Por 421 votos a favor y 273 en contra, los eurodiputados apoyaron la enmienda presentada por Cercas para exigir que tres años después de la entrada en vigor de la directiva desaparezcan todas las excepciones que permiten superar las 48 horas semanales de trabajo en la UE.
El Parlamento también aprobó por 576 votos a favor y 122 en contra la enmienda que obliga a computar como parte de la jornada laboral el servicio guardia, activa o inactiva, que se suele prestar en actividades como la medicina o la seguridad.
La aprobación de una sola enmienda al texto pactado en junio por el consejo de Ministros de la UE (con el voto en contra de España y Grecia) obliga a prolongar durante 90 días la negociación. Y los parlamentarios aprobaron dos, lo que complica la negociación. La única vía de escape a ese largo proceso es que el Consejo acepte los cambios propuestos por el Parlamento, una posibilidad que no parece en estos momentos factible.
Varios países, con el Reino Unido a la cabeza, consideran imprescindible para su mercado laboral la posibilidad de que en ciertos casos se pueda superar el límite general de las 48 horas semanales. Londres obtuvo esa exención cuando se negoció la directiva original en 1993. Pero otros 14 países, entre ellos España, la utilizan para ciertos sectores donde las horas trabajadas en una determinada semana pueden superar las 48 horas.
La Comisión Europea propuso en 2004, en el marco de la revisión de la directiva a los 10 años de su entrada en vigor, que la peculiaridad británica se generalizase a cambio de limitar a 60 horas semanales el tiempo máximo de trabajo por semana para los trabajadores a los que se aplicase la excepción. O 65 horas, para las profesiones donde los periodos de guardia se contabilicen como tiempo de trabajo.
Bruselas consideraba ese techo como un avance en relación con la legislación actual, donde el límite fáctico para las horas trabajadas es de 78 horas a la semana porque la directiva vigente sólo exige un descaso de 11 horas cada 24 y 24 horas libres continuadas por cada siete días trabajados.
Pero según las voces contrarias a la directivas, esa propuesta abriría la vía para el dumping social, la desaparición de las negociaciones colectivas y el final de los sindicatos porque permite a trabajadores y empresarios pactar de manera individual el tiempo de trabajo.
Para evitar esa deriva, la CE propone ciertas salvaguardas, como que el la ampliación de la jornada de trabajo no se le pueda proponer al trabajador en el momento de firmar el contrato. Pero los europarlamentarios no consideran suficientes esas garantías.